Cuestión de confianza

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Hace muchos años, cuando era bastante joven y lo único que sabía de la vida era todo lo que no quería, tomé una clase de religión. El profesor era buen tipo pero bastante monótono, y no recuerdo haber aprendido gran cosa durante ese semestre. Mi cuaderno de apuntes se llenó de garabatos, crucigramas y corazoncitos.
Lo único que conseguí rescatar del curso fue una frase que me llamó la atención: “La fe es la base de la esperanza”.

No sé en qué contexto la dijo ni de qué estaría hablando el profesor, pero algo en mí reaccionó a esa sabiduría, y la escribí con letras grandes en la tapa de mi cuaderno.
Veinte años más tarde, trabajando con Psicología de la Nutrición, no puedo evitar una sonrisa cuando me acuerdo del incidente.

Es que los comentarios que más recibo sobre mi trabajo son de este tipo: “Me encantaría trabajar contigo, pero ¿y si tu estilo no me va?” “¿Obtendré realmente los resultados que quiero?” “¿Y si tengo que hacer cambios que no me gustan?” “¿Vale la pena la inversión?”.
Todas estas preguntas se pueden resumir en una: ¿Puedo tener fe en tu trabajo; puedo tener esperanza? … en definitiva,  ¿puedo confiar en ti?

La confianza es el elemento básico de todas las relaciones humanas. Elegimos a alguien como pareja porque confiamos que es la persona adecuada. Alquilamos un apartamento porque confiamos que, a pesar de no ser perfecto, nos sentiremos seguras en él. Reservamos vacaciones en un balneario porque confiamos que es el mejor lugar para que descansemos.

Hoy por hoy, vivimos en un mundo de marketing. Hagas el trabajo que hagas, no falta alguien que te aconseje vender más, cobrar más, producir más. Es una posición respetable, si te gusta medir el éxito de esa manera.
Para mí, como Experta en Psicología de la Nutrición, los parámetros son distintos. Yo mido los resultados de mi trabajo contestando otras preguntas: ¿mis clientas pueden confiar en mi? ¿cómo puedo ayudarlas? ¿cómo facilitar su crecimiento personal de una manera positiva y segura?

Ser millonario y ser terapeuta no son metas complementarias: si alguien elige este camino para volverse rico y famoso, te recomiendo pensártelo dos veces antes de trabajar con esa persona.
Desde mi punto de vista, hacer este trabajo es mi manera de contribuir a un mundo mejor. No estoy en el negocio de vender nada. Estoy en el negocio de confiar: en mis clientas, en lo que la vida me pone por delante, en mis alegrías y, más que nada, en mis desafíos. Te invito a que me confíes los tuyos.

 

 

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